Lectura(s) de hoy: Lucas 16:1-8
«Agar e Ismael»
Sarai, la esposa de Abrám, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abrám: ‘Ya que el Señor me impide ser madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos’. Y Abrám accedió al deseo de Sarai.
Ya hacía diez años que Abrám vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio como mujer a Agar, la esclava egipcia. El se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña.
Entonces Sarai dijo a Abrám: ‘Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío’.
Abrám respondió a Sarai: ‘Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te parezca’. Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Angel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial – la fuente que está en el camino a Sur – y le preguntó: ‘Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?’. ‘Estoy huyendo de Sarai, mi dueña’, le respondió ella.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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