Día 52 – Reflexiones para Tiempo de Pascua
MIÉRCOLES – 19/05/10/10
Reflexión
Juan 17:1-11
«Jesús ora al Padre por sí mismo»
Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuídalos en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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Día 36 – Reflexiones para Tiempo de Pascua
LUNES – 03/05/10
Reflexión
Juan 14:21-26
«La promesa del Espíritu Santo»
El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él».
Judas –no el Iscariote– le dijo: «Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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Maneras de Rezar
Me dices que no sabes rezar, que te falta fe, dedicación, tiempo; que te falta concentración, silencio, ambiente propicio para eso.
Yo te diría que hay muchas maneras de rezar. Cuando pasas el día corriendo y manejando en servicio de los demás, estás rezando.
Cada vez que exclamas ¡Dios mío! ¿Cómo voy abarcar todo lo que tengo que hacer hoy?, estás rezando.
Cuando lloras junto a la cama de un hijo enfermo y pones la cabeza entre las manos deseando ayuda, estás rezando.
Cuando el dinero se te va de entre las manos y admites con humildad tu imprevisión, tu incapacidad y la necesidad de exigirte más a ti mismo, estás rezando.
Cuando te recreas entre las bellezas de la naturaleza, estás rezando.
Hay una oración en el día que no se hace en la iglesia, ni delante de una imagen, ni con incienso, ni de velas encendidas, pero que está movida por la gracia y está llegando al corazón de Dios.
No son los labios los que enseñan a rezar, es la misma vida; no son los labios los dueños de la oración, son las necesidades y los sentimientos los que hacen orar; no son las plegarias que aprendimos desde niños las que tocan a la puerta de Dios, son las batallas, los agobios, las pruebas a veces tan duras que se nos presentan, las que nos hacen golpear desesperados para que el Señor nos oiga y nos deje pasar. Y allí recibir el consuelo.
Quien ama como tú amas, a los tuyos y a los demás, va formando un rosario de cuentas que serán siempre rosas perfumadas de oración.
Quien enciende el corazón para el bien y ofrece sus obras; quien da y se sacrifica, ya se comunicó con Él.
Hay muchas maneras de rezar, cada cual lo hace según sus circunstancias y su temperamento; unos rezan por dentro, con espíritu elevado; otros por fuera, de una manera práctica, en movimiento cristiano, en acción eficaz sobre la tierra.
No importa la forma, sino llegar a poseer a Dios; no importa cómo fue el esfuerzo para construir el puente, lo que importa es poder pasar.
No temas, los actos humanos son rezos… las pisadas dejadas con dolor son huella divina.
Artículo relacionado Qué debemos tener en cuenta al momento de rezar
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Enseñar el examen de conciencia a los jóvenes – Parte 1
«Ejercicios para enseñar al niño lo que hace la Confesión»
En esta primera, parte hablaremos de cómo enseñar a los niños; cómo la confesión perdona los pecados y cómo nos ayuda a alcanzar el perdón de Dios.
Pensamos que enseñar a un niño entre 7 a 9 años a hacer su «Examen de Conciencia» puede ser difícil, pero para mí esto depende de cómo lo abordamos. Para eso considero importante explicarle primero lo que hace la Confesión con los pecados y cómo nos ayuda a recibir el perdón de Dios. Para esto vamos a ilustrar los dos ejercicios didácticos siguientes, que puedes utilizar para enseñar el concepto de cómo la Confesión borra los pecados y cómo nos ayuda a alcanzar el Perdón de Dios.
Primero: La magia del color azul y rojo
- Con el marcador azul en el papel blanco, haz que el niño escriba varias “buenas obras” que haya realizado
- Luego el niño que utilice el marcador rojo para escribir algunos pecados que haya cometido y que lo escriban arriba de cada buena obra. De tal manera que no se lea bien las buenas obras. Aquí le señalas que el pecado puede cubrir todo lo bueno que ha hecho (es importante decirles que no enseñen lo escrito a sus compañeros, esto para mantener la confidencialidad de la confesión)
- Ahora entrégale al niño el cuadrado de acetato identificado con la palabra “Confesión”. Haz que ponga el acetato sobre el papel blanco. Los pecados rojos desaparecerán y sólo lo escrito en el color azul se mostrará. Dile que la confesión borra el pecado y las buenas obras pueden verse de nuevo
Segundo: La escalera al cielo
- Dibuja una escalera de 5 peldaños
- En el primero escribes “Contrición”, en el segundo escribes “Confesión”, en el tercero “Penitencia”, en el cuarto “Absolución” y en el quinto escribes “Perdón de Dios”
- Ahora comenzando en la parte inferior, le dices al niño que para llegar al perdón de Dios, es necesario primero la contrición, o sea sentir lástima por lo que ha hecho. El siguiente paso es ir a la confesión y decirle a un confesor sus pecados. A continuación, el paso a la penitencia. Al hacer la penitencia, explicar que el sacerdote te da, y al cumplirla está haciendo progresos. Luego, al recibir la absolución, ya está casi en la cima; pero debe cumplir la penitencia. Para por último, alcanzar el ¡Perdón de Dios!
Estos dos ejercicios le enseñarán al niño lo que es el sacramento de la confesión y contribuirá a eliminar su ansiedad hacia la confesión que sienta ahora y en el futuro.
Para obtener una guía de los ejercicios que puedas imprimir, la puedes obtener de iTunes aquí, y si no tienes iTunes de aquí.
En la siguiente parte de este artículo hablaremos de cómo podemos enseñarle al niño hacer el «Examen de Conciencia».
Recomendamos leer:
-
Examen de Conciencia para Adultos.
Enseñar el examen de conciencia a los jóvenes.
Enseñar el examen de conciencia a los jóvenes – Parte 2.
Enseñar el examen de conciencia a los jóvenes – Parte 3.
Enseñar el examen de conciencia a los jóvenes – Parte 4.