Lectura(s) de hoy: Números 21:4b-9, Filipenses 2:6-11, Juan 3:13-17
«Lecturas del Domingo»
PRIMERA LECTURA
«¡Elijamos un jefe y volvamos a Egipto!».
Moisés y Aarón cayeron con el rostro en tierra delante de toda la comunidad de los israelitas reunidos en asamblea. Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Iefuné –que estaban entre los que habían explorado el país– rasgaron su ropa y dijeron a toda la comunidad de los israelitas: «La tierra que hemos recorrido y explorado es extraordinariamente buena.
Si el Señor nos favorece, nos hará entrar en esa tierra que mana leche y miel, y nos la dará. Pero no se rebelen contra el Señor, ni le tengan miedo a la gente del país, porque los venceremos fácilmente. Su sombra protectora se ha apartado de ellos; con nosotros, en cambio, está el Señor. ¡No les tengan miedo!».
SEGUNDA LECTURA
El, que era de condición divina,
no consideró esta igualdad con Dios
como algo que debía guardar celosamente:
al contrario, se anonadó a sí mismo,
tomando la condición de servidor
y haciéndose semejante a los hombres.
Y presentándose con aspecto humano,
se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte
y muerte de cruz.
Por eso, Dios lo exaltó
y le dio el Nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús,
se doble toda rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre:
«Jesucristo es el Señor».
EVANGELIO
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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