Lectura(s) de hoy: Daniel 12:1-3, Hebreos 10:11-14, 18, Marcos 13:24-32
«Lecturas del Domingo»
PRIMERA LECTURA
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe, que defiende a los hijos de tu pueblo; porque será un tiempo de calamidades como no lo hubo desde que existen pueblos hasta hoy en día. En ese tiempo se salvará tu pueblo, todos los que estén inscritos en el Libro. Muchos de los que duermen en el lugar del polvo despertarán, unos para la vida eterna, otros para vergüenza y horror eternos.
Los que tengan el conocimiento brillarán como un cielo resplandeciente, los que hayan guiado a los demás por la justicia brillarán como las estrellas por los siglos de los siglos.
SEGUNDA LECTURA
Los sacerdotes están de servicio diariamente para cumplir su oficio, ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca tienen el poder de quitar los pecados. Cristo, por el contrario, ofreció por los pecados un único y definitivo sacrificio y se sentó a la derecha de Dios, esperando solamente que Dios ponga a sus enemigos debajo de sus pies.
Su única ofrenda lleva a la perfección definitiva a los que santifica.
Pues bien, si los pecados han sido perdonados, ya no hay sacrificios por el pecado.
EVANGELIO
Después de esa angustia llegarán otros días; entonces el sol dejará de alumbrar, la luna perderá su brillo, las estrellas caerán del cielo y el universo entero se conmoverá. Y verán venir al Hijo del Hombre en medio de las nubes con gran poder y gloria. Enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro puntos cardinales, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprendan de este ejemplo de la higuera: cuando las ramas están tiernas y brotan las hojas, saben que el verano está cerca. Así también ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que todo se acerca, que ya está a las puertas. En verdad les digo que no pasará esta generación sin que ocurra todo eso. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, no lo sabe nadie, ni los ángeles en el Cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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